miércoles, 15 de abril de 2020

En tiempos que solo saben de balbuceo


El cuerpo, el muro de lo ya conocido y lo que hay por descubrir.
El cuerpo como la barrera para despertar al conocimiento, cárceles del alma que no vacila.
El cuerpo como un objeto torpe carente de conocimiento sobre el funcionamiento del mismo, del accionar de su mecánica.

La carne, torpe desconocimiento de sus dimensiones intenta todo el tiempo, todo el tiempo, todo el tiempo, encontrar una similitud en otra carne, un espejo que sea amigo de mi reflejo. Van así recorriendo la búsqueda de otro/conocido/parecido para descubrir en pares la forma de andar.

El cuerpo como canal del alma como medio de encuentro con el otro, ¿nos dejaremos llevar por una alarma corporal? ¿Existirá tal cosa? O simplemente es lo energético lo que conecta y ese deseo por y para el cuerpo decanta solo, mas tarde, o no decanta jamas. 

¿Se puede hablar de conexión sin hablar de cuerpos? 
¿Existe acá algún cuerpo que conecte sin arde? - No existe tal posibilidad.