miércoles, 15 de abril de 2020

Capsula al 2011

Siempre me pregunte con que se inspiraban los grandes escritores, si con paisajes, personas, música o simplemente con el delirio de los recuerdos. Porque hay paisajes que impactan, que te dejan atónito, que no querés dejar de verlos, por miedo a sentirte gris, vacía. Las personas, cada una puede darte un ingrediente, una cualidad sobre la cual escribir, o te pueden generar sentimientos de amor, odio, rencor, que te permitan desprenderte de lo real y entrar en tu mundo, en UN mundo, el literario el de las palabras a veces borrosas, inentendibles si es que no tenés una motivación para plasmarlas. Creo que la música llena al que la siente, te inspira el alma, si dejas que entre,  podes llegar a sentir hasta la mas minima parte del cuerpo, aquella que ni siquiera sabias que existia, la música es mágica, para los que la saben escuchar. Los recuerdos, las vivencias son la parte principal querría creer yo, aunque detrás de todo hay un trasfondo, o más bien un cuidado, de que los recuerdos no se transformen en olvidos, hay que hacer malabares con ellos para que no caigan al piso y se llenen de polvo.
Ser escritor podría tomarse (para algunos) como una enfermedad, la fantasía creada, muchas veces se padece la cuestión de agarrar una lapicera ponértela en la boca y empezar a escupir tinta. O podría verse como un don, algo que unos pocos tienen, o más bien logran descubrir, ese alejarse del mundo, de los hábitos impuestos, de las costumbres para poder  instalarse en uno mismo, en los adentros, de recrear y modificar edificios, a veces vacíos, otras veces llenos,  prisiones, con columnas efímeras que te encierran. Y buscar incansablemente la manera o la respuesta de romper esos barrotes, o de encontrar un recuerdo que los derrumbe. En fin, no quiero confundirlos, es que me gusta plasmar a veces, lo complejo que es mirar el mundo, desde otro mundo.