Siempre intentado buscar o recordar que es la esencia que me
une a Alfonsina, que es eso que tenemos en común, cual es la energía que tanto
apega y resuena, que se siente compañera. Que de todo esto que siento es
verdadero y como llevarlo a una forma, tangible, terrenal, humana. Y ayer en
una conversación de bar, entre humo y birra, hablando con otro que en realidad
era yo, me lo dije y me escuche, llegue a sentir y saber llamar a eso que me
une tanto con Alfonsina. Con eso que la hace tan mía. Tan llena de vida. Y fue
y es su último poema, que para mí fue el primero, el que me acerco a ella, pude
sentir al leer esas líneas, el dolor que ella sintió, el desgarro de un amor y
un dolor carnal que solo lo puede acabar lo poético de la muerte. Lo poético
del mar. Lo poético de tomar el poder de acabarlo todo.
Yo vi, te vi, en esa representación del mar que muchos dicen saber con sonrisas
llenas de ficticio interés, desapegado interés, vi como te dejaron morir en la
idea del amor romántico y yo supe que no eras esa, que no éramos eso.