jueves, 27 de septiembre de 2018

Constelaciones


La constelación de lunares en tu cara. La templanza con la que haces las cosas. 
Lo apasionado que sos con lo que te mueve. 
Lo que dicen tus ojos siempre. 
La forma con la que jugas con la lapicera, las gomas, los borratintas, o todo lo que tenes al alcance de la mano. 
La mancha de nacimiento del brazo. 
La forma en la que ves la vida, sin sentirte de prestado. 
Como te sonrojas cuando te reis mucho. 
Tu olor. 
Como me miras, como yo me pongo cuando me miras. 
La capacidad de desarmarme y rearmarme. 
La guitarra. 
Tu voz. 
Tu música, mi música. 
Darnos cuenta de lo diferentes que somos. Reírnos de eso muchísimo. 
Tus silencios, nunca disfrute tanto algo como tus silencios. 
Tu mirada perdida y tu cabeza andando a mil, a dos mil, pensando algo que nadie más piensa, dándole valor y entidad a cosas que nadie ve. 
Desnudarme despacio con amor, con paciencia. 
Enseñarme a sentir, a acariciar, a esperar.
Porque mejoraste lo peor de mí, porque sos esas ganas de abrazar que nunca sentí, porque te quiero siempre y todos los días. Porque me hiciste sentir, así de ridículo como suena, porque sentí, descubrí partes del cuerpo que antes no sabía que existían cuando te vi. 
Lo sentí en todo el cuerpo, en todos mis mundos, todas mis Micaelas.
Nunca imagine la fobia a tanto espacio, yo que siempre fui reacia a la proximidad por miedo a sofocarme, recién ahora vengo a enterarme del terror a la intemperie.
Nunca me sentí tan atraída por un mundo ajeno al mío, quiero ver como miran tus ojos.